El hombre moderno consume altos niveles de azúcar, llegando a ser una adicción. El exceso de azúcar en la dieta altera muchas funciones del organismo. Al mismo tiempo, cambia el espectro de bacterias intestinales (microbiota), lo que contribuye al debilitamiento del sistema inmunitario en su conjunto. En la piel, aparece en forma de irritación, inflamación de las glándulas sebáceas, acné y otras. Las moléculas de glucosa se unen a las proteínas de la piel, formando las llamadas proteínas glicosiladas, que contribuyen a la formación de arrugas y al envejecimiento de la piel y de todo el organismo.